EL ROBO DEL SIGLO

Por Eddie Villa Real


Por supuesto que no nos referimos al llamado robo del siglo XX que fue realizado a la camioneta blindada de la Agencia Brinks en Londres y mucho menos al robo del siglo XXI a la sucursal Banamex en Tecamachalco en donde únicamente se robaron como 65 millones de dólares entre los dos. En esta ocasión vamos a tocar el tema del robo del siglo 19, que fue objeto nuestro pobre México, para variar, por parte de los Estados Unidos de América.

Todos a voz en cuello y es un lugar común en todas las conversaciones públicas y privadas, oír a los mexicanos gritar a coro: ¡pinches gringos, nos robaron la mitad de nuestro territorio. Están totalmente equivocados. Eso no fue un robo. Más bien si lo fue pero disfrazado. La realidad es que fue una compra de ganga pues se llevaron 2 millones de kilómetros cuadrados pagando únicamente 2 millones de dólares, es decir, a menos de una décima de centavo mexicano actual por metro cuadrado si se toma en cuenta que fueron 200 mil millones de hectáreas y que cada una tenía 10,000 metros cuadrados. O sea un chingo de terreno.

Pocas gentes saben y solo los historiadores echan cuentas claras de lo que ocurrió. Los gringos declararon la guerra a México y nosotros nunca supimos porque. Nos invadieron por el norte y por Veracruz, los generales Scott y Taylor con un ejército tan mal equipado que si Santa Ana no se hubiera vendido otra vez (la primera fue cuando lo pescaron merendándose una gringa en una tienda de campaña en San Jacinto y firmo lo de Texas), los hubiéramos vencido con nuestro ejército diez veces más numeroso y mejor pertrechado por estar localizado aquí.

Nos dieron en la torre en Angostura porque misteriosamente se dio la orden de retirarnos y la de Padierna, en lugar de mandarlos a partirles la madre a los gringos que venían cansados y diezmados, sin pertrechos y mal comidos, al General Ampudia le llegó una misteriosa orden de que se fuera a bailar a Chalma, es decir que se desplazara para Chalma por el cañón de Contreras, dejándole abierto el camino para que los gringos se instalaran bajo el Castillo de Chapultepec, defendido por unos niños curiosos. Uno de ellos se asomó por la azotea y le pegaron un tiro en la frente y al sentir que se caía, pues se agarró de la bandera y cayó al barranco a un lado del castillo, eso sí,  pasando a llenar una gloriosa pagina de nuestra historia como un gran héroe que al verse perdido, se envolvió en una bandera y se lanzo al vacio,  como un kamikaze acorralado. De allí se fueron tranquilos a tomar el palacio nacional pues,  ejercito lo que se dice ejercito ya no quedaba nadie para pelear. A todos los mandaron para la provincia también misteriosamente.

Ahora nos parece increíble que todo el ejército mexicano se haya rendido  permitiendo que  se izara la bandera de barras y solo 13 estrellas y que permaneciera ocupada la entonces región más transparente por meses y meses porque los gringos no encontraban a ningún oficial o funcionario que firmara el Plan de Guadalupe que le otorgaba a los EEUUAA todo California, Nuevo México, Arizona, Colorado, Utah, Nevada y otras regiones más que son largas y tristes de enumerar. (No más de imaginarme que Las Vegas, con sus 50 mil millones de dólares de ingreso anual, sería totalmente nuestro, me da una muina tremenda)

Los neófitos gritan ardidos que también nos robaron Texas pero ese es otro cantar. Ya se había independizado años antes gracias a Santa Ana y a un traidor llamado Martin Lorenzo de Zavala, que instigando también a sus amigos Yucatecos, para que se escindieran de la República Mexicana, organizó con unos filibusteros sajones y baptistas protestantes la independencia de Texas pensando que iba a controlar todo para los terratenientes españoles de esos territorios. Pensó  que como se autonombró Vicepresidente iba a poder  tomar control de la República de Texas junto con el gringo filibustero Steve Austin, y desde allí  mangonearlos y le salió el tiro por la culata. Lo corrieron a patadas y se quedaron puros güeros protestantes que lo primero que hicieron al tener control, fue solicitar la anexión a los EEUUAA como una estrella más en su bandera.

A estas alturas del relato histórico, los cuatro lectores, se preguntarán de qué clase de revoltura es ésta, pues al principio se habló del robo del siglo y no se encuentra ninguna conexión con lo que se narra hasta ahora.  Tranquilos, mis pupilos, que lo que sigue no tiene parangón ni antecedente de que haya ocurrido en ningún lugar del planeta.
Resulta que cuando Texas se nos fue, ellos que se habían establecido de San Antonio para el norte como Austin, Waco, Dallas o Forth Worth  solo tomaron en cuenta los linderos del estado mexicano de Tejas que al sur colindaba con Coahuila justamente en el rio que pasa por San Antonio denominado Rio Nueces, (el que canalizado ahora  los turistas pasean en lanchones).  Este rio fluye  sus aguas tranquilas hacia el Golfo de México por allá al sur de Galveston  Todo ese territorio de Coahuila y Tamaulipas que iba desde el Nueces hasta el Rio Bravo, siguió perteneciendo a México, o cuando menos era lo que pensaban nuestros ilustres e ignorantes gobernantes encabezados por el traidor Santa Ana, que siete veces, gracias al clero, regresaba al poder, pues los obispos iban y lo sacaban de su hacienda en Jalapa y lo ponían otra vez arriba de la burra, como se dice en argot coloquial.

Unos listos políticos gringos que estudiaron los mapas, se dieron cuenta del vasto territorio que se encontraba en el limbo terrenal,  entre los dos ríos y se les ocurrió cambiarle de nombre al Rio Bravo por Rio Grande y confundirlo con el Rio Nueces y se trincaron el más grande territorio que nadie se puede imaginar. Millones y millones de hectáreas fértiles pasaron a sus manos  por azares de nuestro negativo destino (o sea que EL LABERINTO DE LA SALEDAD imperó nuevamente). Unicamente estando salados podríamos haber perdido este extenso y enorme paraíso  entre los dos ríos.
Este territorio fue vendido a un político gringo a precio irrisorio (sin ser de ellos)  y se creó el famoso KING RANCH. En esto consistió el robo del siglo 19.  Ganado, agricultura y por último petróleo, hizo de este político un archimillonario que obviamente correspondió con grandes sumas de dinero y regalos a los de Washington que gentilmente le habían cedido este territorio. Era tan fácil como saludar con sombrero ajeno.

Todavía nos acordamos con gran rencor de la película “GIANT” con Rock Hudson, Elizabeth Taylor y James Dean, (el que encontró el petróleo y se hizo multimillonario). Con gran furia recuerdo que a Elsa Cardenas, una actriz mexicana, güera y de ojos azules, le plantaron pupilentes cafés y la pintaron de morena para que diera el papel de mexicana que oh escándalo, se casa con un gringo de la familia dueña del King Ranch. Así discriminaban en esos terrenos robados  a los pobres mexicanos que tenían que trabajar bajo las órdenes de los gringos usurpadores. Para ellos todos los mexicanos somos pepenadores de betabeles y jardineros que podan sus pastos y las cosas no han cambiando. Piensan que todos somos wetbacks o sea espaldas mojadas y braceros y el apodo de “greasers” nos lo han endilgado por siglos desde que nos invadieron Texas. Ignoran totalmente que millones de mexicanos,  estudiosos y educados tienen un nivel de conocimiento general de cultura que ya quisieran los gringos para un día de fiesta, ya que por lo general el pueblo gringo es ignorante y solo se preocupa por lo que ocurre en su país y de allí emanan todos los problemas que tienen en el mundo entero. Un banquero en Dallas, me pregunto que si yo conocía a su amigo Juan Díaz de San José Costa Rica. Pensaba que éramos vecinos. Increíble la falta de cultura de un ejecutivo que piensa que somos el mismo país y que estamos pegados el uno con el otro.

Los gringos son poco agradecidos. Ellos saben  que tenemos grandes problemas y que si no nos apoyan para resolverlos se les van a llenar sus calles de indigentes mexicanos indocumentados. Sin embargo no hacen nada.  Deberían de hacer una acto de análisis y arrepentimiento por lo que nos  hicieron, nos quitaron o nos robaron y que se avocaran a resolver el problema. La riqueza de un pueblo se mide por la suma de dos factores principales que son materias primas y mano de obra. Si le echáramos cuentas de lo que se han ahorrado por concepto de todas las materias primas, (sobre todo petróleo), alimentos y productos que les hemos vendido a precios bajos, (ya que ellos imponen el precio en forma constante), la cantidad es fabulosa.
Si calcularan lo que se han ahorrado por pagarles salarios de hambre a nuestros braceros en estos 150 años y si a eso le pusieran precios reales a los terrenos, productos agrícolas y petróleo que eran nuestros y que se robaron descaradamente en el KING RANCH multimencionado, nos quitarían de un tajo la deuda que tenemos con sus bancos oficiales y con grandes caras de sentirse muy arrepentidos, nos soltaran carretadas de dólares como lo hicieron en el Plan Marshal, a los países Europeos para que salieran de sus problemas al final de la Segunda Guerra Mundial.  Con un plan así,  México saldría rápidamente de todos sus problemas y no tendríamos que mandarles pobres y desarrapados campesinos para allá los cuales  no pudieron conseguir trabajo en sus localidades tuvieron que emigrar.

Como esto no va a suceder ni de casualidad, entonces no tenemos más remedio que declararles la guerra,  pero esto es muy peligroso porque si se la ganamos no vamos a saber que hacer con ellos y con tantas gringas tan buenotas.

Entonces como corolario de este artículo editorial, propongo que así como se creó una comisión para resolver el problema del Chamizal, cuando cambió el cauce del rio Colorado y miles de hectáreas pasaron a poder de los gringos, así, en la misma forma debemos de crear una Comisión Nacional Para Recuperación del Territorio King,  localizado entre el Rio Nueces y el Rio Bravo, Para Gestionar ante las autoridades competentes de tribunales internacionales en La Haya o en Ginebra Suiza, para que nos devuelvan las tierritas y además de que nos paguen la renta correspondiente de 150 años y que  nos indemnicen con cientos de miles de millones de dólares por concepto de utilidades generadas en todo este tiempo y que en forma indudable nos sacaría de pobres en un santiamén.
Este escribidor es un especialista en poner ideas nuevas y frescas sobre la mesa de las negociaciones para que otros las lleven a cabo. Seguimos esperando que un valiente sea el que inicie este movimiento nacional tan grande como El Barzon o sea que ponga el cascabel al gato. No hay que olvidar que este Speedy Gonzalez, ratoncito mexicano rapidísimo y genial, siempre encuentra la manera de chingarse a Jerry el gato gringo que no más lo ve pasar cuando entra como indocumentado, se saca los quesos de la alacena y se regresa corriendo para acá de este lado, incólume y sin haber recibido daño alguno.

Esperamos sinceramente que el famoso Juanito, gran  mexicano famoso, patriota y de muchos huevos, inicie este movimiento que yo propongo a través de este prestigiado Diario de Tulúm, y que convenza a los gringos para que nos paguen  y que como buen administrador de esta nueva riqueza, se quede con el DIEZ PORCIENTO USUAL y se convierta en otro estadista, político mexicano de grandes polainas,  y que de inmediato remita todo ese capital ganado a pulso a Suiza para que se lo guarden y le cobren cuotas por proteger su identidad con número de cuenta secreto como lo hicieron nuestros dinosaurios de antaño.

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