EL GENERAL ES UNA MULA

De donde salió la tradición de llevarle mulitas a Cristo en su día o bien por qué a los canijos, pasados de listos o cabrones les dicen que son unas mulas. Entiendo que a mi amigo, que tiene veinte años de casado sin hijos, le digan que es una mula pero no por listo sino por estéril. Las mulas son un misterio porque no asistieron ni a la creación ni subieron a el Arca de Noé, pues todavía, a los burros no se les había ocurrido montarse a unas yeguas, deporte que se desarrolló posteriormente. Lo que si sabemos a ciencia cierta, es el por qué a nuestro general le pusieron ese mote. 

El telegrama del estado mayor era tajante y definitivo. HAY QUE TOMAR ESA PLAZA A COMO DE LUGAR POR SU SITUACION ESTRATEGICA. ESPERAMOS SU INFORME SOBRE LA FECHA EN QUE INICIE EL ATAQUE PARA CONTROLARLA TOTALMENTE. De inmediato el general mando a su lugarteniente con la respuesta que fue todavía más lacónica. IMPOSIBLE REALIZAR ESTE ATAQUE. EL ENEMIGO ESTA FORTALECIDO EN LOS TRES CASCOS DE HACIENDA QUE SE ENCUENTRAL LOCALIZADOS AL FRENTE DE LA CIUDAD.  CAÑONES Y AMETRALLADORAS  INSTALADAS EN LOS TORREONES FRENTE A LOS UNICOS CAMINOS DE ENTRADA A LA PLAZA QUE  POR LA RETAGUARDIA ESTA PROTEGIDA POR EL CERRO DEL JARAL. LOS 350 ELEMENTOS DE INFANTERIA Y CABALLERIA MORIRIAN DESPEDAZADOS ANTES DE PODER AVANZAR, SIN SIQUIERA LLEGAR A LOS MUROS DE LAS HACIENDAS Y MUCHO MENOS ENTRAR A PELEAR CALLE POR CALLE Y CUERPO A CUERPO PARA TOMAR LA PLAZA. DESCONOCEMOS EL NUMERO DE SOLDADOS QUE LA DEFIENDEN PERO POR OBSERVACIONES DE EXPLORADORES Y VERSIONES DE CAMPESINOS QUE HAN COLABORADO CON NOSOTGROS, SUMAN MAS DE MIL ELEMENTOS DE LOS DIFERENTES CUERPOS DE INFANTERIA, CABALLERIA Y APOYO LOGISTICO. SUGIERO TOMAR POSICIONES A LAS AFUERAS Y ESPERAR REFUERZOS Y SUMINISTROS Y MIENTRAS TANTO REALIZAR UN ESTADO DE SITIO PARA NO PERMITIR LA ENTRADA A LA PLAZA DE CUALQUIER CLASE DE ARMAS, MIUNICIONES Y SUMINISTROS. ESPERO RESPUESTA DE INMEDIATO.

Mientras recibía respuesta de la capital, el general recordaba sus años de entrenamiento como aprendiz de artillero en la Escuela Militar de Paris, en donde claramente le enseñaron que contra cañones instalados y protegidos por edificios gruesos como graneros, torreones o muros de haciendas antiguas, no había nada que hacer. Cualquier ataque se consideraba suicida. Con el tiempo se había graduado con honores y habiéndose repatriado se puso de inmediato a las ordenes de su cuartel general que lo había becado para que aprendiera las más modernas artes marciales a la mexicana, basadas en la eficiente artillería pesada. Eran los albores del siglo 20 y se respiraban vientos de guerra por todas partes. El general Bernardo Reyes se acababa de sublevar en contra del bueno de don Panchito Madero y fue alcanzado por las balas o acaso un mortero de grueso calibre que lo dejo tendido en el zócalo con todo y su caballo. En la ciudadela se habían alborotado unos seguidores de Victoriano Huerta y  masacraron vilmente a Pino Suarez y al hermano del Presidente,  Gustavo que tuerto de nacimiento, fue picoteado con una bayoneta en el ojo bueno y cayó al suelo, totalmente ciego,  gritando por su mamacita. Eran tiempos revoltosos y difíciles y el general no sabía qué partido tomar. Se enfureció cuando se entero de que el embajador de los EEUUAA un tipejo de nombre Wilson, decidió por sus pistolas apoyar al traidor Victoriano Huerta para que organizara una maniobra de nombrar a un presidente pelele que al nombrarlo Secretario de Gobernación, renunciaba en su efímero mandato para darle la entrada al poder del alcohólico traicionero que despertó la furia del Gobernador de Coahuila, Don Venustiano, que se levantó en armas con otros miles para derrocar al ilegal presidente.

Si fui fiel a Don Panchito, pensaba, yo tengo que quedarme donde estoy pero me pongo a las ordenes de los carransistas y mi gente tiene que seguirme o se mueren en la raya. Sus pensamientos volaban como palomas mensajeras en todas direcciones y rebotaban en las paredes de su cuartel. El sabía que hasta ese lugar no llegaban los cañonazos desde los torreones de las haciendas y que los huertistas no iban a salir de donde estaban muy bien parapetados , ya que muchos eran maderistas de corazón y que la bola se los llevó por esos rumbos en el ejército federal equivocado y de ninguna manera querían convertirse en héroes desconocidos con riesgo de morir en campo abierto por balas aventureras

La respuesta del Estado Mayor, no se dejo esperar y arribó al cuartel como una granada explosiva. El texto era lacónico y muy simple. USTED ESTA PARA OBEDECER ORDENES Y ESTAS SON CLARAS Y DIRECTAS. HAY QUE TOMAR ESA PLAZA HOY MISMO AL COSTO QUE SEA. NECESITAMOS ESA CIUDAD COMO FUENTE DE ABASTECIMIENTO Y LUGAR DE LIBRE TRANSITO PARA OTROS FINES.  LA ORDEN ES ATACAR DE INMEDIATO Y SI USTED NO LA ACATA SE LE ABRIRA PROCESO DE CORTE MARCIAL Y SERA FUSILADO POR ORDENES DEL SECRETARIO DE LA DEFENSA.

El general sintió que las botas se le acalambraban, no era posible, pensó,  que unos generalitos sentadotes en sus grandes oficinas de la capital, puedan ser tan inconscientes y desalmados. Que yo me muera, pues ni modo, para eso estamos en la guerra, pero ordenar a cientos de mis muchachos a que vayan a una muerte segura es otra cosa- Las manos le sudaban y temblando dio la orden de que se reuniera de inmediato todo su personal de oficiales en su cuartel para una reunión de urgencia.

Señores oficiales: Los he mandado reunir con urgencia pues la situación lo amerita. He recibido la orden de atacar y tomar la plaza a costa de lo que  sea- Necesitamos debilitar al enemigo para que en caso de que fracasemos, vengan refuerzos a terminar la tarea y limpiar el área tomada para dejarla como centro de abastecimiento y control de tránsito por el centro  de la república. Necesito su apoyo y consejo para realizar esta tarea que yo considero heroica y urgente con el objeto de que nuestras bajas sean mínimas. Queremos héroes pero vivos, no heridos ni muertos.

-.Mi general, le pido autorización para poderme expresar con franqueza. Esto no es un acto de guerra ni de heroísmo, es sencillamente un suicidio colectivo sin ningún propósito pues no vamos a llegar ni a los muros de las haciendas ya que los cañones y las ametralladoras nos van a dejar regados por esos campos teñidos de rojo. Necesitamos encontrar otra alternativa que la de atacar de frente. Las palabras del coronel de caballería fueron fuertes y claras.

-.Lo se bien Coronel, pero con esos cerros protegiendo la plaza por la retaguardia, no podemos ni pensar en llegar por allí. Es imposible trepar esa montaña llevando la artillería pesada para bombardear desde allí y debilitar las defensas para conseguir que el ataque con nuestra tropa sea rápido y efectivo. Los caballos con que contamos para jalar los cañones no pueden subir solos, mucho menos jalando las piezas de artillería pesada. La realidad es que estratégicamente sería un golpe increíble el poder atacar por donde menos nos espera el enemigo que no tendría tiempo de mover sus cañones, bajarlos de los torreones y muros y acarrear ametralladoras para defender lo que ellos consideran imposible y de paso nosotros también estamos convencidos pero sabemos que es imposible.

-.Mi general, se atrevió a hablar un humilde y viejo sargento que estaba de guardia en la puerta, yo creo que si se puede, si conseguimos que nos presten las gigantescas mulas de Pájaros Azules. Todos voltearon con ojos de reprobación, para ver al atrevido viejo,  que continuó con el relato.

Don Felipe, el dueño de esa  hacienda cercana, se le ocurrió la puntada de traerse de Kentucky unos burros enormes que cruzados con las yeguas mexicanas, dieron como resultado unas mulas de dos metros de alzada y que tienen más fuerza que tres bueyes y rapidez increíble para trepar por terrenos escarpados por donde los caballos se negarían a subir.

Y así fue como se escribió esta gloriosa página de la historia de la Revolución Mexicana, que ha sido reseñada por muchos autores. Cincuenta o cien mulas que le proporcionaron, sin costo,  al general fueron enganchadas en hileras de cinco o seis para jalar con rapidez los cañones que viajando toda la noche dieron la vuelta al cerro y procedieron a escalarlo sigilosamente. Al amanecer se apostaron todas las piezas desparramadas en el cerro apuntando al centro de la plaza a tomar. La sorpresa fue inusitada cuando comenzaron los truenos de los cañones que al principio fueron confundidos por la población con los que provoca una tormenta de rayos y gran lluvia.  Fue tal el bombardeo y el daño causado a los edificios que sin más,  la bandera blanca del ejercito que ocupaba la plaza fue levantada y un pelotón se acercó rápidamente a parlar con el general y ofrecerle no solo la rendición incondicional de  la plaza de armas en su totalidad y como premio adicional la deserción de todos los defensores de la ciudad que se anexaban y unían voluntariamente al movimiento de Don Venustiano.

La noticia corrió como reguero de pólvora en campo seco, los telégrafos en todo el país repiqueteaban sus martinetes y llaves como queriendo averiguar que había pasado. El estado mayor de inmediato remitió varios telegramas de felicitación y de promoción al general y sus oficiales artilleros.  El mote se esparció por toda la nación. Era el general de las mulas y la gran fama se le vino encima como una gran ola de huracán.

Las celebraciones no se hicieron esperar. Toda la ciudad se entregó al nuevo ejército invasor que tomaba la plaza sin que hubiera muertos ni heridos y todo este acontecimiento pasó a formar parte de los libros de estrategia militar. Nadie lo podía creer que cincuenta mulas de una hacienda cercana hubieran sido la diferencia. Don Felipe Villa Real, el dueño de Pájaros Azules, se convirtió en leyenda. Solo a un tipo tan listo y tan emprendedor se le hubiera ocurrido ir a traer burros enormes de tan lejana distancia. El general ni nombre tenía. Era sencilla y llanamente descrito por todo el territorio como el General de las Mulas, pero poco a poco el término se fue degenerando y al final se convirtió en lo que todos conocemos. Cuando queremos describir a alguien osado, vivo, cabrón agusado (no abusado,  como muchos confunden el término) entonces decimos: El general es una mula. La idea fue del viejo sargento pero el que se convirtió en mula por haber aprovechado las mulas fue el general del relato histórico . Y es de allí donde se forjó el término apelativo o mote que se aplica a los que son mustios, listos, canijos, cabrones o  cínicos.

MORALEJAL EL ÉXITO NO ES DEL QUE TIENE LA IDEA SINO DEL QUE LA LLEVA A CABO Y ASI FUE COMO NUESTRO MULA GENERAL SE CONVIRTIO EN HEROE NACIONAL.